
Pablo Franco
El risotto tiene esa magia que transforma un simple grano de arroz en una caricia cremosa. Pero un resultado delicioso no es cuestión de suerte ni de intuición: detrás de ese brillo sedoso hay técnica, elección y ritmo.

El risotto tiene esa magia que transforma un simple grano de arroz en una caricia cremosa. Pero un resultado delicioso no es cuestión de suerte ni de intuición: detrás de ese brillo sedoso hay técnica, elección y ritmo.