En tiempos de etiquetas imposibles de leer, volver a lo casero es casi un acto de rebeldía. Hacer yogur en casa no es solo una receta: es recuperar el control sobre lo que comemos y reconectar con lo simple. Con apenas dos o tres ingredientes y un poco de calor, se abre un mundo de posibilidades: desayunos más sabrosos, meriendas más sanas, y ese orgullo incomparable de haberlo hecho uno mismo.
Pablo Franco
Este contenido es exclusivo para suscriptores.
Suscribite a Foodit para ingresar y accedé a miles de ideas para cocinar mejor.