El ritual de tomar un café o té para dar por finalizada una buena cena o almuerzo está muy arraigado socialmente. Sin embargo, como casi todos los hábitos, cada cierto tiempo es bueno revisarlos. En el caso de estas infusiones, la pregunta sobre sus beneficios tiene múltiples respuestas y es interesante contar con información para definir, de acuerdo a cada caso, cuál es el mejor momento para consumirlas.

Atención con los taninos, el calcio y la cafeína

“Cuando hablamos de infusiones como el café, el mate o el té -especialmente el té negro- después de comer, lo primero que debemos entender es que estas infusiones contienen sustancias naturales llamadas taninos, que, si bien tienen algunos beneficios, se unen a minerales como el hierro, el calcio, el zinc y el magnesio en el intestino, formando compuestos que el cuerpo no puede absorber fácilmente. Esto ocurre especialmente con el hierro no hemo, que es el que encontramos en alimentos vegetales como verduras, legumbres, cereales o frutos secos”, dice la nutricionista Maia Soldano, quien explica que esto es especialmente relevante en personas con dietas vegetarianas o veganas, o personas que tienen anemia o deficiencia de hierro, ya que se reduce considerablemente la absorción.

Por su parte, en la misma línea, la bioquímica Carolina Hernández, especialista en longevidad y age management cita un estudio publicado en el American Journal of Clinical Nutrition -revista biomédica mensual revisada por pares en los campos de la dietética y la nutrición clínica-, que dice que beber té inmediatamente tras una comida puede reducir la absorción del hierro no hemo hasta en un 60 o 70 por ciento.

Maia Soldano explica también que el consumo de estas infusiones hace que aumente la eliminación del calcio a través de la orina, lo que puede resultar perjudicial en personas con problemas óseos como osteoporosis, osteopenia, o en personas propensas a desarrollar piedras renales como cálculos de calcio en el riñón.

“El café puede aumentar la acidez estomacal, lo que agrava condiciones como el reflujo gastroesofágico (ERGE)”, señala Carolina Hernández.

“Al activar el sistema nervioso simpático, la cafeína genera una respuesta de alerta en el cuerpo, lo que no es ideal después de comer, ya que el organismo debería estar enfocado en la digestión, que requiere un estado más relajado”, dice Maia Soldano. Carolina Hernández apunta, además, que cuando se consumen después de la cena, estas bebidas pueden interferir con el sueño y afectar los ritmos circadianos, reduciendo la calidad del descanso nocturno, tan fundamental para una vida saludable.

Por todos estos motivos, Maia Soldano, recomienda disfrutar de estas infusiones idealmente dos horas después de las comidas principales, para darle tiempo al cuerpo de absorber bien los nutrientes y evitar efectos no deseados. A su vez, apunta, por ejemplo, que no todos los tés tienen el mismo impacto en la absorción de nutrientes por lo que, si la idea es ingerir algo caliente después de las comidas, las infusiones de hierbas como manzanilla, menta, rooibos o jengibre, pueden ser la mejor opción, ya que, además, dice, tienen efectos positivos en la digestión.

Saber elegir el momento

Pero ¿está todo perdido para los amantes de estas infusiones? Al parecer, de acuerdo a diferentes estudios, existen también efectos positivos derivados del consumo de estas infusiones después de comer. ¿Cuáles son sus posibles beneficios?

1. Estimulan la producción de ácidos gástricos: un estudio publicado en el World Journal of Gastroenterology señala que estos productos contienen compuestos como la cafeína y los antioxidantes (polifenoles), que pueden estimular la producción de ácido gástrico y mejorar la digestión.
2. Pueden favorecer el movimiento intestinal: de acuerdo a algunas publicaciones, el café puede acelerar el vaciado gástrico y favorecer el movimiento a través del colon, influyendo positivamente en la microbiota intestinal al aumentar la cantidad de bacterias beneficiosas.
3. Tienen efectos antioxidantes: “tanto el té negro como el café son ricos en antioxidantes que combaten el estrés oxidativo, protegen las células y promueven la salud cardiovascular y metabólica”, señala Carolina Hernández.
4. Ayudan a controlar los niveles de azúcar en sangre: la bioquímica señala también que el café ha mostrado efectos prometedores en la mejora de la sensibilidad a la insulina, lo que podría ayudar a controlar los niveles de azúcar en sangre, especialmente en personas con diabetes tipo 2.

“El café o té negro después de las comidas puede ser beneficioso para la digestión y la salud metabólica, pero debe consumirse con moderación, especialmente si se tiene tendencia a deficiencias de hierro o problemas digestivos como el reflujo ácido. Para aquellos con preocupaciones de absorción de nutrientes puede ser mejor esperar entre treinta minutos y una hora antes de consumir café o té negro después de una comida”, sostiene Carolina Hernández.

Maia Soldano también destaca beneficios de consumir estas infusiones lejos de las comidas. Señala, por ejemplo, su efecto energizante: “El café es conocido por su capacidad de aumentar la energía y mejorar el rendimiento físico, por lo que es excelente si se consume antes de entrenar, idealmente cuarenta minutos. En cuanto al mate, tiene un efecto energizante más suave que el café y es una excelente opción para aumentar la energía de manera más gradual y sostenida, sin el pico de ansiedad que a veces genera el café”, sostiene Soldano. Además, dice, a nivel cognitivo, se ha demostrado que la cafeína puede aumentar la memoria a corto plazo, la concentración y mejorar el estado de alerta.

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