El asado es un ritual que forma parte del ADN argentino. Con una cerveza o vino en mano y una picadita en la mesa, amigos o familiares se reúnen frente a la parrilla y preparan una de las comidas más emblemáticas del país.

Sin embargo, esa imagen tan típica está evolucionando: las parrillas tradicionales a carbón están siendo desplazadas por modelos que fusionan tecnología y sostenibilidad de forma más eficiente. Las parrillas eléctricas, a gas y de pellets, que permiten un control más preciso de la temperatura y generan menos impacto ambiental, están ganando terreno, adaptándose a los nuevos tiempos y, lo más importante, sin perder la esencia del asado.

Cómo son las parrillas alternativas

Hay tres tipos de parrilla que reemplazan a la tradicional de carbón: las eléctricas, las que funcionan a gas y las de pellets. Entre sus ventajas principales, se puede destacar:

1. Emiten menos humo, una ventaja para quienes viven en edificios donde no se permite el carbón.
2. Permiten regular mejor la temperatura que en las parrillas a carbón, ya que estas últimas presentan más dificultades para generar zonas diferenciadas de intensidad de calor.
3. Son sustentables gracias a que utilizan combustibles más limpios y que contaminan menos.
4. No hay riesgo de chispas.
5. Encendido más rápido que el de carbón, que suele demorar entre 20 y 30 minutos.

Parrillas de pellets de madera

Fáciles de usar y controlar, la de pellets -como su nombre lo indica- utiliza pellets de madera. Se trata de cilindros de virutas de madera comprimidas, destacados por su eficiencia para generar calor. Además, ya que usan restos que normalmente se desecharían, contribuyen a disminuir la deforestación de los bosques para obtener combustible. Los pequeños cilindros se ubican en un hogar donde se produce la combustión y un ventilador crea una corriente de aire caliente que llega a los alimentos para cocinarlos y ahumarlos con el típico sabor de la madera.

Este tipo de parrillas son también llamadas “ahumadores” por el sabor ahumado similar al carbón que aportan, aunque con mayor capacidad de control que las tradicionales. Además, su tecnología permite regular la temperatura para cocinar todo tipo de alimentos que requieren distintos métodos de cocción, como entraña, asado de tira y vacío.

Parrillas eléctricas

Las eléctricas son fáciles de usar dado que solamente se enchufan y se selecciona la temperatura deseada como un horno. Se caracterizan por su bajo mantenimiento, ya que no es necesario limpiar cenizas. Además, son ideales para lugares con mucho viento ya que el riesgo de que este se apague es mínimo. No emite humo ni olores, características que la convierten en una opción atractiva para utilizar en balcones y edificios donde no se permite el carbón o el gas.

No obstante, están limitadas a utilizarse donde haya un enchufe cerca dado que dependen de una fuente de electricidad.

Parrillas a gas

Las parrillas a gas también permiten ajustar la temperatura fácilmente, permitiendo así cocinar de forma más controlada. Como en las eléctricas, no hace falta esperar que la brasa se prensa como con el carbón, sino que está lista en pocos segundos. En esa línea, estas dos opciones tambien comparten su bajo mantenimiento, la ausencia de humo y la eficiencia energética. Su uso depende de que haya una conexión de gas cercana y el precio del mismo va a devenir en su conveniencia de uso.

En resumidas, cuentas, estas alternativas optimizan tiempo y recursos. Sin embargo, hay quienes sostienen que el sabor logrado no se puede comparar directamente con el de las parrillas a carbón, ya que la falta de humo y de calor intenso no alcanza el mismo estilo de sabor ni cocción que el original.

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