Plantar tomates en casa es una experiencia gratificante y, según los expertos, puede lograrse con éxito si se tienen en cuenta algunos aspectos fundamentales. Luciano Kunis, referente del cultivo de diferentes especies y que provee a foodies y restaurantes prestigiosos de Buenos Aires desde su emprendimiento sustentable, Don Pacho Producción, y Paul Bennet, de Bio Chácara Ecológica en Maldonado, Uruguay, comparten con Foodit sus mejores consejos para cultivar tomates de manera efectiva, ya sea en un jardín, patio o terraza y disfrutar del sabor de una auténtica huerta.

Luz y espacio: factores clave para el crecimiento
El tomate es una planta solanácea que requiere luz directa por al menos cuatro horas al día. “Es importante visualizar los espacios disponibles y analizar el movimiento del sol para ubicar la planta en un lugar adecuado”, explica Bennet. En los días de mucho calor, Kunis recomienda colocar una media sombra para evitar que las plantas sufran el impacto del sol excesivo.

Si se cuenta con poco espacio, los tomates cherry o los de tamaño más chico son una excelente opción, ya que maduran más rápido y requieren menos tierra. En cuanto al sustrato, Bennet aclara que “cada planta de tomate necesita al menos 15 a 20 litros de suelo rico para desarrollarse adecuadamente”.
Sistemas de soporte y conducción
Dependiendo de la variedad elegida, los tomates pueden necesitar diferentes tipos de conducción. “Los tomates perita, por ejemplo, no requieren una estructura de soporte, ya que crecen como una mata y concentran su producción en una sola cosecha”, señala Bennet.
En cambio, los tomates indeterminados producen frutos a lo largo del tiempo y necesitan ser guiados mediante un tutorado con estructuras como trípodes para sostener su peso.

Riego: la importancia de “hacer sufrir” la planta
El riego es un aspecto clave en el cultivo del tomate. “Cuando se realiza el trasplante, es recomendable regarla muy poco para obligar a la planta a desarrollar sus raíces en busca de agua”, explica Kunis. Este proceso fortalece la estructura de la planta y mejora su capacidad de absorción de nutrientes. En cuanto a la frecuencia, durante el invierno, el riego puede espaciarse hasta una vez cada diez días, mientras que en verano dependerá de la fase de desarrollo en la que se encuentre la planta.
Bennet recomienda evitar mojar las hojas durante el riego, ya que esto puede favorecer la aparición de hongos. “Es mejor regar en la base de la planta y, si es posible, alejado del tallo para estimular el crecimiento de raíces fuertes y profundas”, dice el experto quien este año formó parte de la tercera edición del Festival Del Tomate, organizado en Mendoza por Proyecto Labrar y Casa Vigil y que celebra al producto y pone en valor el trabajo del pequeño productor y del cocinero.

De la cocina a la tierra: nutrientes y cuidado del suelo
Para asegurar un crecimiento saludable, es fundamental enriquecer el suelo con materia orgánica. “El compost, el humus líquido y otros fertilizantes naturales pueden aportar la diversidad de nutrientes que la planta necesita”, explica Bennet. Además, Kunis sugiere utilizar purín de ajo como repelente de insectos de manera natural.
Muchos elementos presentes en los desechos de cocina pueden ser aprovechados para mejorar el sustrato. “Si la planta presenta hojas amarillentas, puede necesitar calcio, que se puede obtener de cáscaras de huevo trituradas”, recomienda Bennet. De igual manera, las cáscaras de banana pueden aportar potasio, mientras que las borras de café y la yerba mate ayudan a mantener la calidad del suelo.
Semillas: cómo obtenerlas y almacenarlas
Para aprovechar las semillas del tomate, es importante tener en cuenta la estacionalidad. “Para un cultivo exitoso, se recomienda sembrar a finales de julio los almácigos (recipientes donde se siembran semillas inicialmente), permitiendo que las plantas se desarrollen antes de ser trasplantadas a la tierra”, explica Bennet.
El proceso es sencillo: se corta el tomate, se extraen las semillas y se colocan directamente en el sustrato. “Si se quiere guardar semillas para futuras temporadas, lo ideal es quitarles la pulpa, colocarlas en un papel común o secante y secarlas un día a la sombra para luego almacenarlas en un sobre de papel dentro de un contenedor plástico hasta que llegue el invierno y sea hora de plantarlas”, aconseja Kunis.

Cómo elegir un buen tomate en la verdulería
Si se buscan tomates para cosechar semillas, Kunis recomienda seleccionar aquellos que luzcan “más feos, grandes y deformes”. Además de ser más económicos, explica que estos tomates suelen haber madurado completamente dentro o fuera de la planta, lo que garantiza semillas con mejor poder germinativo, y que van a estar dulces e ideales para una ensalada o incluso para preparar conserva de tomate para todo el año.
En cuanto al sabor, Kunis destaca que “el secreto está en la variedad”. Las semillas de tomates industriales están diseñadas para resistir el transporte y prolongar la vida útil, pero han perdido sabor con el tiempo. En cambio, un tomate cultivado en casa, madurado en la planta, tendrá un gusto mucho más intenso y dulce.
Al fin y al cabo, Bennet concluye que plantar tomates en casa “vale la pena la experiencia, más allá del grado de conocimiento que se tenga. Siempre será un éxito animarse a plantar una semilla, darle cuidado y esperar su fruto”.
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