
Hay ingredientes que parecen haber estado siempre en nuestra heladera, como la palta. Mucho más en los últimos años, con las tendencias fit y saludables que dominan las nuevas corrientes en alimentación. ¡Qué sería de nosotros sin el avocado toast! Ni hablar de las ensaladas, el guacamole y los sándwiches que se sienten “más frescos”, más completos, más cremosos.
Así, la palta querida hace años que dejó de ser una moda para convertirse en parte de nuestro hacer culinario diario. Y cuando algo entra en esa categoría, empiezan las ganas de conocer mejor de qué se trata este producto: de dónde viene, por qué es así, cuántas variedades existen y qué podemos hacer con ella más allá de la palta con huevo de la mañana.

Lo cierto es que la palta tiene una historia larga y sabrosa detrás. Y, en su versión más popular, esa que encontramos casi siempre en la verdulería —la Hass— esconde una anécdota digna de película.
Pero antes de saber qué pasó con el árbol “original” y la patente que cambió para siempre a la palta, conviene ampliar el radar. Porque es un fruto amable, dispuesto a combinar con sabores dulces, cítricos, picantes o de hierbas, y es ahí donde empieza la diversión en la cocina.
No siempre fue todo Hass
Aunque hoy la palta Hass domine góndolas y mesas, hubo un tiempo en que la diversidad era la norma. Las primeras paltas crecieron en México y Guatemala hace unos 8000 años, y se cultivaron como alimento fundamental para las sociedades de América Central. A lo largo del continente aparecieron variedades grandes, pequeñas, más fibrosas, más acuosas, totalmente verdes o con piel más gruesa. Entre muchas otras: Lula, Torres, Collinson, Tonnage y Linda.

Entonces, ¿qué pasó? Simple: algunas variedades eran difíciles de transportar, se lastimaban con facilidad, o no desarrollaban la textura cremosa que hoy asociamos con la palta “ideal”. Hasta que apareció la hermana Hass y lo cambiaría todo.
La historia del árbol que conquistó el mundo
La variedad Hass tiene una genealogía muy precisa. Todas —sí, todas— las plantas de palta Hass que existen hoy en el mundo provienen de un único árbol.

Su origen se remonta a los años 1930, en California. Un cartero llamado Rudolph Hass leyó sobre las posibilidades económicas del cultivo de palta variedad Fuerte. Sin ser productor, compró un terreno y junto a un asistente que estaba a cargo de la finca, aprendió a injertar. Entre varias plantas que fueron trabajando, hubo una que parecía no colaborar: tres intentos de injerto fallidos. Estuvo a punto de arrancarla, pero su asesor lo convenció de dejarla crecer.
Cuando esa planta finalmente dio frutos, la sorpresa fue grande: una piel rugosa, oscuro-morada, bastante distinta a lo que se conocía como palta o aguacate. Pero la verdadera revelación estaba adentro: pulpa suave, sin fibras y con un dejo de sabor a nuez. Rudolph Hass entendió que había encontrado algo distinto. Y no dudó un instante: registró una patente en 1935 y fue la primera otorgada en la historia… a un árbol.
Hoy, todos los ejemplares de palta Hass que comemos son, básicamente, descendientes directos de ese árbol original.
Cómo elegir una buena palta Hass
La Hass madura después de cosechada y cambia el color de su piel de verde oscuro a morado casi negro. Para saber si está en su punto justo, conviene tomarla con la palma de la mano y comprobar su firmeza, no con los dedos (para no dejarla marcada). Si no cede, está dura. Si cede suave, está lista. Si se hunde, se pasó de maduración.

Si tu verdulero amigo las tiene en un cajón al sol, evitalas: el calor acelera la maduración. Y las de mejor calidad tienen el pedúnculo (el “botoncito” arriba). Si no está, puede haber entrado aire y empezar la oxidación interna.
¿Cómo evitar que se oxide?
La palta, una vez abierta y en contacto con el aire, se oxida. No hay magia posible para impedir este proceso, pero sí formas de ralentizarlo. Lo fundamental es entender que el tema es el oxígeno, entonces:
- Dejar el carozo ayuda sólo en la parte que tapa, el resto de la pulpa se oxidará.
- Una capa fina de aceite de oliva actúa como barrera con el aire.
- Rociar con limón y guardar la palta abierta en un recipiente con tapa en la heladera, funciona bastante bien.
Cómo madurar una palta en casa

A veces pasa: la compraste hermosa, firme, soñada… pero todavía verde. En vez de esperar una semana, podés ayudarla un poco. Poné la palta en una bolsita plástica junto con una o dos bananas. Sacá el aire y cerrala. La banana libera etileno, un gas natural que acelera la maduración. En uno o dos días debería estar en su punto justo.
Palta + combinaciones originales
Se sabe que la palta con limón, tomate, cebolla morada y cilantro es un golazo (hola, guacamole). Pero tal vez sea momento de llevar el juego de la comida de todos los días un poquito más allá. La clave es animarse: la palta tiene un sabor suave, mantecoso, que funciona como puente para integrar otros gustos. Eso la vuelve ideal para platos que buscan textura, contraste o frescura.

Probá estas combinaciones con palta:
- Queso de cabra + arvejas frescas
- Pomelo rosado + miel
- Frutillas + pimienta negra
- Banana + cacao amargo
- Jamón crudo + rúcula
- Pepino + yogur natural
- Langostinos + chiles
Por qué la palta es tan poderosa
Más allá de su textura sedosa y su versatilidad en la cocina, la palta es una bomba de nutrientes. Especialmente la Hass, que concentra minerales, grasas saludables y vitaminas que ayudan a que el cuerpo funcione mejor.
- Contiene magnesio, potasio, fósforo, hierro y cobre. De hecho, la palta tiene muchísimo potasio: varias veces más que la banana.
- Es fuente de manganeso, clave para el cerebro y para metabolizar carbohidratos.
- Aporta glutatión, un antioxidante que ayuda a proteger el corazón y a neutralizar radicales libres.
- Tiene luteína, un carotenoide que ayuda a cuidar la vista.
- Alto contenido de ácido fólico, importante durante el embarazo para el desarrollo del tubo neural.
- Vitaminas A, B1, B2, B3, B6, C y E, esta última con fuerte acción antioxidante y aliada contra el envejecimiento celular.
¿Y cuántas calorías tiene?
La palta tiene grasas, sí, pero grasas buenas: principalmente monoinsaturadas, las mismas que se asocian con la salud cardiovascular. Su valor calórico es más alto que el de otras frutas: 100 g de pulpa aportan alrededor de 160 calorías. Si estás cuidando el consumo calórico, alcanza con ajustar la porción —no hace falta dejarla afuera de la dieta—.
Recetas con palta
A continuación, seis recetas en las que la palta es protagonista. Haciendo clic en cada una de las imágenes se puede:
- acceder al listado de los ingredientes necesarios
- generar una lista de compras automática
- escuchar el paso a paso para preparar el plato
- guardar la receta
- conocer la información nutricional
Buddha Bowl de palta, mango y coco
Con quinoa, espinaca y porotos de base, este platazo es genial para armar en cualquier comida; ¡elegí el bol más lindo que tengas!
Mousse de palta y chocolate
Un original postre, suave y cremoso que estará listo en sólo cinco minutos; se puede hacer también en versión vegana.
Huevos con palta a la mexicana
Para desayunos, brunchs o almuerzos rápidos, esta preparación es muy sabrosa y es fácil de hacer; un plato nutritivo con pocos ingredientes.
Ñoquis de palta rellenos con salsa de tomates, hongos, pesto y pistachos
Una receta original para lucirte en una cena especial: el sabor de cada ingrediente tiene su protagonismo en el plato final.
Muffins de chocolate y palta
La palta sustituye a la manteca y ofrece una suavidad y un dulzor especial a esta receta; sin lactosa, los muffins salen riquísimos y son tentadores para la hora del té.
Batido de palta, manzana y banana
Espeso, cremoso y dulce, el compañero perfecto para empezar la mañana con energía o para disfrutar luego de un entrenamiento deportivo.
En Foodit podés encontrar más notas sobre distintos ingredientes de la cocina argentina.
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